viernes, 11 de junio de 2021

Sensaciones

 

Desde que llegamos a la vida, vivimos de sensaciones, plasmamos nuestros pensamientos a través de ellas y transmitimos nuestros sentimientos provocando distintas sensaciones en el resto de personas de este mundo.

Siempre he defendido que el amor era y es una de las sensaciones más fuertes que toda persona ha de sentir; desgarrador, arrebatador y en ocasiones complicado, pero la verdad es que no conozco mejor sensación que la que recorre cada centímetro de tu cuerpo cuando llega ese mensaje inesperado, esa llamada que creías que no llegaría nunca, esa cita que llevabas una semana idealizando en tu cabeza. Esa sensación que provoca el amor, se llama ilusión y da lugar a cada rayo de luz que tu sonrisa transmite, es magia, es amor, eres tú.

Mucha gente considera que todo en la vida es cuestión de confianza, la que tenemos que depositar en nosotros mismos para sacar las fuerzas que nos permitan llevar a cabo nuestros sueños y alcanzar nuestras metas; la que depositamos en otras personas, ese requisito indispensable que impone la amistad y que por supuesto también exige el amor. Tras muchas lecturas, me quedo con la reflexión que define confianza como el permitirle a otra persona que tenga la posibilidad de hacerte daño, pero estando completamente seguro de que no lo haría.

Le damos un arma, nos ponemos la diana y simplemente esperamos que no aprieten el gatillo, ponemos la vida en las manos de esa persona en la cual confiamos. En eso consiste tanto la amistad como el amor, en confiar y de forma paralela en ser fiel y leal, siempre carreteras de doble sentido, pues cuando exiges esa fidelidad o esa lealtad, debes de estar dispuesto a dar lo mismo a cambio.

Vivimos de sensaciones y siempre nos han dicho que no nos dejemos llevar por ellas, pero eso es debido a que tienen miedo a lo que podemos hacer si nos dejamos guiar por esas sensaciones, si nos centramos más en seguir nuestros sentimientos que en cumplir sus reglas, si empezamos a vivir para amar y dejamos de amar para vivir.

Todo en la vida tiene su contrapartida, sus efectos secundarios, pero eso no debe asustar, sino impulsar, pues el miedo es la única sensación que no debemos seguir, es esa excepción que confirma la regla.

J.

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